martes, 21 de noviembre de 2017

¿Beatles o Rolling?


Esta disyuntiva siempre se ha planteado entre los amantes de la música moderna, entendiendo como música moderna al rock y el pop, especialmente la producida desde los años 60 del pasado siglo hasta la actualidad. Sólo plantear la cuestión da a entender que esos dos grupos británicos estaban considerados los mejores de su tiempo pero excluyentes en sus estilos, como si no se pudiera ser seguidor de ambos a la vez. Todavía hoy hay quien establece distinciones entre los de Liverpool y los de Londres, asumiendo, en cualquier caso, que las dos eran bandas míticas y de una calidad excepcional hasta el punto de que algunas de sus canciones forman parte de las obras “clásicas” más representativas de la música amplificada. Es decir, que ambas bandas marcaron un antes y un después en la cultura musical moderna. Pero antes de seguir, he de confesar que yo prefería a los Stones, más por sus actitudes provocadoras y gamberras, tanto en la estética de sus componentes como en las letras de sus canciones, y menos por tipo de música, que también. Pero reconozco que los Beatles componían melodías que eran imposible criticar por quienquiera que se considere melómano. Es por ello que poseo vinilos de ambos grupos que todavía me alegran los oídos y rejuvenecen el espíritu, dependiendo del estado de ánimo con que los escuche.

¿Y quiénes fueron los primeros? Aparecieron casi al mismo tiempo, aunque los Beatles alcanzaron el éxito tempranamente, alrededor de 1962, cuando lanzaron su primer sencillo: Love me do. En 1967 redundaron su fama mundial con St. Pepper´s lonely hearts club band. Los Rolling Stones tardaron algo más en arrancar e incluso necesitaron que Lennon y McCartney les cedieran un tema, I Wanna be your man, para conseguir también el éxito del público. Pero en 1965 rubicaron su éxito con el insuperable I can´t get no (Satisfaction). Procedían de diversas formaciones previas y algunos de sus componentes iniciales acabaron siendo sustituidos, pero durante esos primeros años de la década de los 60 del siglo pasado ambas bandas quedaron definitivamente consolidadas bajo los liderazgos de Paul McCartney y John Lennon, en The Beatles, y Mick Jagger y Keith Richard, en los Rolling Stones. A partir de ese momento, comienza a engendrarse el mito de una rivalidad entre ambos grupos que en realidad no existió más que como estrategia comercial y mediática.

Sin embargo, si no rivalidad, sí gustos musicales, estéticas personales y formas de cantar dividían a sus seguidores en dos grandes bandos: los que preferían a los Beatles por sus armonías aparentemente simples, voces limpias y pulcras interpretaciones, su aspecto formal de niños “buenos” con corbata (al menos hasta que sucumbieron a la psicodelia) y ese característico corte del peinado con flequillo. Y los seguidores de los Stones, que preferían la voz “sucia” de Jagger, el maquillaje que endurecía sus rostros, la cuidada rebeldía a la hora de vestir, en las actitudes provocativas en la interpretación y en temas “políticamente incorrectos”, para la época, de algunas de sus canciones. Incluso, por unas melodías más rockeras, de rock más duro que el de los Beatles. Aunque ambos grupos nacieron influenciados por el Blues, tomaron en su desarrollo caminos distintos con los que forjaron sus respectivas personalidades: uno, hacia el pop y rock psicodélico; y el otro, hacia el rhythm and blues y rock fuerte. Eran dos formas de entender la música, quizás antitéticas en el modo y en la forma de tocar y cantar, que hicieron disfrutar –y continúan haciéndolo- a legiones de seguidores. Y ambos fenómenos, también, emergieron como productos de esa cultura underground de los años sesenta que hizo que la archicultura pop se extendiera por el mundo entero como una nueva forma musical de comunicación, convertida ya en la música popular que propaga el mercado sin descanso.

Los Beatles son ya leyenda por la disolución de la banda y la trágica muerte de John Lennon. Una leyenda que deja piezas memorables, como aquel lejano She loves you o el  testamental, con el que casi se despìdieron, Let it be, sin olvidar esa obra maestra de The long and winding road que pone los pelos de punta.

Los Rolling Stones, en cambio, son leyenda viva, siguen en activo en edad de asilo, amenazando aún con el último concierto, tras más de 50 años juntos, que continúa abarrotando salas y estadios. Y también dejan una huella indeleble de calidad musical, como la prehistórica She´s a rainbow, de increíble acompañamiento orquestal, o la clásica Honky tonk women , de ritmo firme, y la almibarada Angie. Entre los dos grupos dieron vida a canciones que marcaron nuestras vidas y trascienden en el tiempo. Por eso, puestos a elegir entre Beatles o Rolling Stones, yo me quedo con los dos, ya que ambos forman parte de mi bagaje musical y sentimental.

 

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