lunes, 17 de marzo de 2014

El fruto de una ilusión

¡Cómo pasa el tiempo! Me acuerdo como si fuera ayer de cuando Gregorio tomaba apuntes con su estilográfica junto a mí en las aulas de la Facultad de Comunicación y comentábamos, desde la experiencia canosa de nuestras pelambres que contrastaba con la insultante juventud sin destiñar del resto de la clase, lo que explicaba el profesor o profesora. La mayoría de las ocasiones coincidíamos en que no aprendíamos nada nuevo, pero nos enseñaban el término que lo definía todo académicamente y su origen preciso en la historia del saber. De aquellas bancas surgieron ideas e ilusiones que, en el caso de Gregorio, fueron concretándose en realidades.

Se cumplen dos años de la creación de Sevilla Report, el periódico digital que impulsara Gregorio Verdugo en compañía de algunos amigos, entre los que me incluyó más por amistad que por otra cosa. No me uní finalmente a la iniciativa porque me resultaba excesiva para mis fuerzas, pero no he dejado de seguir con interés su éxito y sus reportajes. A partir de lo que nos esforzábamos en pulir en blogs y trabajos diversos, el diario recogió el entusiasmo de sus fundadores para profundizar en reportajes que abundan en la crítica social y política de Sevilla, desde el enfoque del compromiso e iluminando las zonas de penumbra de lo que no es recogido, porque no interesa o no es rentable, por los medios, digamos, “establecidos”. Con ese propósito, los amigos de Sevilla Report “patean” diariamente las calles en busca de esos ángulos inéditos que posibilitan a sus lectores conseguir un conocimiento más completo de lo que se cuece en esta ciudad acostumbrada a mirar ensimismada su imagen cosmética de postal turística.

Y como ejemplos de sí mismos ante las nuevas camadas de periodistas sin rumbo que salen cada año de aquella Facultad, vuelven a sus aulas estos intrépidos aventureros de la profesión para demostrar que, con empeño y tesón, haciendo las cosas bien se puede, si no vivir de una ilusión, sí al menos sentir la satisfacción de verla materializada en una realidad palpable y recibir el reconocimiento de los integrados y los apocalípticos, todos compañeros de profesión.

Por todos esos motivos, tanto sentimentales como profesionales, mañana será obligado asistir con Gregorio, Jesús y Juan José a un nuevo día de clase, pero esta vez con ellos como profesores, y recibir sus lecciones de amor a una profesión y fidelidad a un sueño: ser periodistas, contra viento y marea. Allí nos encontraremos, amigos.

1 comentario:

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias amigo, siempre andando, sin mirar atrás.