martes, 20 de noviembre de 2012

Ten la bendición


Cuando miras adentro, descubres el miedo instalado en la geografía de nuestras intimidades; pero si miras afuera, sólo hallas un porvenir abortado por la desconfianza y desesperanza del presente. El ánimo y el ambiente se han impregnado de un pesimismo amargo que anula el ligero dulzor de cualquier ilusión. Es la impronta de los tiempos difíciles que nos ha tocado transitar con los temblores de perder lo que aseguraba una existencia más cómoda y nos permitía vislumbrar un mañana menos oscuro. La utopía se alimenta de promesas que emanan de los lunáticos del poder, religioso o pagano, que calman a los pacíficos y ofenden a los descreídos. De todas las bendiciones con que nos apacientan en la resignación, sólo las que transporta la música alcanzan a ser las más reconfortantes para el espíritu y menos narcóticas para el cuerpo. Por ello no las rechazo ni las aborrezco, sino que me deleito en escucharlas.
 
 

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