viernes, 24 de febrero de 2012

Tiempos de avispas

Nos vaticinan más agujeros en el cinturón, ya apretado casi hasta la asfixia. Eso sí, los sacrificios son por nuestro bien, por un porvenir más jubiloso. Y en eso aciertan porque en un lustro, si no tropiezo antes en el camino, me jubilo pero sin la seguridad de disfrutar de las ventajas que hoy reciben los viejos: viajes para ver lo que ya no te estimula y asiento gratis en el bus urbano. Anuncian un porvenir acosado de tantas incertidumbres como las que sienten los jóvenes actuales para labrarse un futuro. Es época de crisis existencial ocasionada por la pérdida de los bienes materiales en que se cimentaba nuestra felicidad. Nos escatiman la ilusión con cada ajuste y cada zarpazo de empobrecimiento. Ya no sé cómo apretarme más el cinturón, cuya punta cuelga como aquellas cuerdas con las que se sujetaban los pantalones los pobres de las películas. Y con lo presumido que soy, lo que más temo es reflejar una imagen carente de elegancia, aunque consiga una cinturita de avispa. Son malos tiempos para casi cualquier cosa, si perteneces al rebaño, pues nos conducen al sacrificio. Eso si, dicen que por nuestro bien.

No hay comentarios: