martes, 2 de agosto de 2011

Lealtades en Tussam

La Empresa Municipal de Transportes Urbanos de Sevilla (Tussam) ha expedientado con la suspensión de empleo y suelo por nueve meses a un trabajador por publicar en su blog (Jack Daniel´s Blog) asuntos (el suicidio de un conductor) e irregularidades (la deuda que hace inviable a la empresa) de una gestión de la que tarde o temprano se hacían eco los medios de comunicación “convencionales”.

Para el gerente de la empresa, Carlos Arizaga -un cargo de designación política-, no era tolerable que los “trapos sucios” salieran a relucir en el blog de un simple empleado. Había que callarlo a toda costa, incoándole un expediente por unas supuestas faltas que, en un Estado Democrático y de Derecho, no existen. Y no existen porque la Constitución reconoce a los ciudadanos el derecho a la información y a la libertad de expresión y opinión como valores que gozan de la máxima protección, precisamente para evitar actuaciones inquisitoriales como las del gerente de Tussam.

La cantidad de “chanchullos” que caracteriza la gestión de este “gestor” político sólo es posible por el respaldo que le ofrecía quien lo nombró y consentía su comportamiento. El anterior alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, lo aupó durante su mandato socialista y jamás, a pesar de conocer la descapitalización de la empresa, corrigió ni sustituyó a quien era rechazado por la práctica totalidad de la plantilla. De ser monopolio sin competencia en la prestación del servicio de transporte urbano en la ciudad de Sevilla, Tussam ha pasado a ser una empresa fuertemente endeudada, prácticamente inviable, abocada a la desaparición si las arcas municipales no se hacen cargo del “agujero” que deja el ínclito Arizaga.

Sin embargo, algo “grande e inconfesable” se debe de ocultar en Tussam cuando un nuevo alcalde de distinto color, Juan Ignacio Zoido, surgido tras las últimas elecciones municipales, se demora en relevar al gerente de la empresa municipal y no toma ninguna medida que, salvo la promesa de incorporación de los conductores eventuales, suponga “airear” la empresa con una atmósfera de transparencia que clarifique su viciada situación. Arizaga se convertirá, de esta manera, en el último cargo público en ser sustituido y sus arbitrariedades continuarán siendo efectivas para que las sufran quienes, precisamente por su lealtad a la empresa, son acusados de desleales.

Niegan al trabajador expedientado el derecho a divulgar hechos veraces, de indudable trascendencia social y repercusión en la opinión pública, en la creencia de que su blog no es un medio de comunicación. No ofende la ignorancia, sino la desvergüenza de argüir cualquier excusa con tal de ejercer la censura en un país democrático. Jack Daniel´s Blog, en soporte digital, es un medio que mantiene periodicidad en la difusión y tiene un director que establece su línea editorial y asume la responsabilidad de su edición, todo lo cual convierte al blog en un medio de comunicación como cualquier otro, sea en soporte papel, ondas hertzianas, etc. Pero es que, además, su autor, aparte de trabajador de Tussam, es periodista.

Es por este motivo que en Tussam se produce un conflicto de lealtades. Hay quien entiende la lealtad a la empresa como la defensa de la misma, de su buena gestión y de potenciar correctamente su funcionamiento, para lo cual no duda en denunciar y no amparar las irregularidades que se puedan cometer en su seno. Y para otros, la lealtad que valoran y exigen es la de hacer la vista gorda al despilfarro, la arbitrariedad y el endeudamiento que hacen inviable a una empresa, de la que se sirven para fines ajenos a la gestión empresarial.

Un trabajador ha sido represaliado por ello, al optar por un concepto de lealtad a favor de la empresa. Y el último responsable de la fechoría no acaba de imponer sensatez y justicia. ¿Tendrá que dirimirse el asunto en los juzgados? ¿No se iba a acabar con el despotismo y la arrogancia de quienes se creían intocables?

Si existe un “test” para medir la voluntad real de cambio de los nuevos dirigentes políticos, es éste, no por su trascendencia mediática o política, sino porque afecta a un humilde trabajador atropellado por un poderoso sin escrúpulos. Es en asuntos “menores” como éste donde en verdad se ponen de manifiesto las convicciones de quienes prometieron erradicar abusos y corruptelas. Demuéstrese que son sinceras.

1 comentario:

Gregorio Verdugo dijo...

Gracias Dani, eres un amigo.