miércoles, 27 de julio de 2011

Del calor y la edad

En los días largos y soñolientos del verano es fácil caer a merced de la nostalgia, de las ensoñaciones adolescentes de una felicidad a la que nos conduciría el amor. Toda esperanza radicaba entonces en encontrarlo, no dejar de perseguirlo y suspirarlo en los ojos esquivos de la chica inalcanzable. Los años endurecen el corazón y enfrían unas ilusiones tan simplonas como las canciones de Nicola di Bari, que consiguen avergonzarnos de nosotros mismos, de lo que fuimos y de lo que, en el fondo, seguimos siendo: unos románticos envejecidos con las manos encallecidas. Cosas del calor y la edad. 

 

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