lunes, 28 de marzo de 2011

Argumentos "herrerianos"


Energúmenos borrachuzos”,” estudiantes meonas”,” futuros parados”, “herederos de las turbas”, “vocinglera ignorancia”, “fanáticos”, “descerebrados radicales”, “intolerantes”, “chusma universitaria”, “palabras balbucientes”, “medias ideas”, “anticlericalismo barato”, “laicismo simplón”, “matones”, “ignorantes”, “descerebrados”, “proclamas sectarias y fascistoides”, “ninguno tendría huevos”, “chulesca”, “bufa”, “excrecencia” y “alborotadores” son los epítetos con los Carlos Herrera se despacha a gusto contra los estudiantes que protestaron contra la presencia de la religión en la Universidad Complutense de Madrid y en la de Barcelona.                                                 

También los rectores que no prohibieron o impidieron tales actos son tratados como de “sonrisa timorata y cobardona”, callan como “una puta acomplejada”,” inacción”, “pobres de mierda”, “acojonados”, “bobalicones”, “no tienen lo que hay que tener”, “a ver si hay cojones”.

Por lo que se puede leer, la libertad se reduce a una cuestión de gónadas que los responsables de las universidades carecen a la hora de enfrentarse a lo que el articulista define como “basura universitaria”. Y todo porque unos cuantos estudiantes asaltaron una capilla del recinto de la Universidad para hacer patente la contradicción de reservar un lugar a las creencias (respetables, pero personales) en donde debe haber culto a la Razón. El gracioso locutor considera que, precisamente en un país que dispone de la más amplia oferta de templos de todo tipo (desde catedrales a capillas) dedicados al catolicismo, la acción de los universitarios equivale a un “anticlericalismo barato”, “nostalgia del anarquismo incendiario”.

Es curiosa esta reacción desaforada de los ultras más ilustrados que, a golpes de pecho y exabruptos, izan la bandera del victimismo por una persecución inexistente que creen dirigida contra sus rancias tradiciones y las buenas costumbres que ellos, y sólo ellos, encarnan, cuando los que de verdad sufrieron persecución y estuvieron arrinconados (la laicidad, el raciocinio y las libertades) reclaman espacios delimitados que preserven la pluralidad existente en la Sociedad. Nunca leí un artículo de Carlos Herrera clamando por estos derechos en la época monolítica en la que sólo los de su casta podían disfrutarlos.

Claro que, expuesto así y en contexto, sería basar la discusión en ideas y valores que son por completo ajenos a un libelo intencionadamente insultante y zafio. Sería argumentar desde la educación y el razonamiento, todo lo contrario a la visceralidad más ramplona. Y, lo confieso, para eso no tengo lo que hay que tener.
                                                  Foto: Cacerolada en la UCM. Libertaddigital.com

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