martes, 4 de enero de 2011

Campanadas de infarto

Esperó hasta el último momento para engullir las uvas. No le daba tiempo de masticar cuando una campanada le instaba a ingerir otra uva más. Quería seguir la tradición pero era incapaz de seguir ese ritmo. Pronto se acumularon en su boca formando un bolo que le obstruía la garganta. Fue sólo un minuto tras el cual todos se fundíeron en un abrazo con el que celebrar la llegada del nuevo año, excepto él.  No aguantaba las emociones y, aunque las uvas recibieron todas las sospechas, fue un infarto lo que lo mató.

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