miércoles, 9 de junio de 2010

Huelga de funcionarios

Parece que hubo una huelga de funcionarios en España. Los medios de comunicación se hicieron eco del paro, pero los ciudadanos lo que apreciaron fue la rapidez y comodidad con que realizaron sus trámites administrativos ese día. Había menos público ante las ventanillas, que fue atendido con celeridad y eficacia por el funcionario correspondiente. Si así se desarrolla una huelga, yo propongo que se celebre una cada año que dure 365 días. El personal implicado cambia sus hábitos: ni se agolpan los usuarios, ni el que atiende está enfadado.


Mucho se ha discutido ya sobre el funcionario en relación con la rebaja que el Gobierno le ha aplicado en sus nóminas. Un descuento medio del 5 por ciento por disfrutar de estabilidad en el empleo. Como si la crisis se debiera a lo que cuesta mantener el personal público y por las pensiones que se pagan a los que se jubilan, enviudan o quedan marginados de la maquinaria productiva.

Son medidas injustas e insuficientes. Pero con semejante acusación y los estereotipos que aún persisten en la población sobre ellos, difícilmente el funcionariado podría encontrarse dispuesto a expresar en la calle su legítima y necesaria protesta, si su propio “patrón” es el primero en señalarlos con el dedo del despilfarro. Un “despilfarro” que echamos en falta cuando acudimos a denunciar un robo, avisamos de un fuego, planteamos una denuncia, llevamos los niños al cole, vamos a urgencias, pedimos una licencia o exigimos unas infraestructuras que nos faciliten la vida en comunidad. Entonces nos damos cuenta de la utilidad de un personal que no sólo pagamos con nuestros impuestos, sino que voluntariamente se ha prestado a servirnos, pero no a servir de “chivo expiatorio” de las deficiencias burocráticas de una Administración que ellos no diseñan, ni de una crisis que tampoco han provocado. Se sienten “manipulados” por unos y otros, por los que gobiernan y por los que esperan gobernar. Con ese ánimo, se entiende su desafección a la huelga. ¿Para qué?

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